Investigadores científicos y sociedades médicas relacionadas con el  problema del cáncer de cuello uterino apoyaron ayer la decisión del  Gobierno de dar gratis la vacuna del virus del papiloma humano (VPH) a  las chicas de 11 años. Aunque resaltaron que la vacuna será  complementaria a los chequeos ginecológicos, que incluyen los ya  clásicos tests del Papanicolaou (PAP) y la colposcopía.
La vacuna en cuestión funciona como preventiva contra la infección por  ciertos tipos del virus. Este virus es el responsable de gran parte de  los cánceres de cuello uterino: en la Argentina hay 5.000 nuevos casos  por año, y las mujeres que lo sufren tienen 47 años en promedio. Porque  llegan tarde al diagnóstico y al tratamiento, 2.000 se mueren.
La aplicación de la vacuna (existen dos marcas diferentes, que son  producidas por técnicas de la biotecnología) había sido recomendada en  un consenso de la Federación Argentina de Sociedades de Ginecología y  Obstetricia en 2009. Previamente, la Organización Mundial de la Salud se  había expedido en abril de ese año a favor de la vacuna en los  programas nacionales, de la mano de la educación sobre la infección y  los tests. A pesar de las evidencias sobre sus beneficios, la vacuna no  estuvo exenta de polémica. Grupos religiosos de EE.UU. se han opuesto a  su uso, y en la Argentina, la campaña de la ONG Lalcec a favor de la  vacuna generó discusión en 2008. La discusión se armó porque la modelo  Araceli González y su hija sólo hablaban de la vacuna en spots  televisivos. Y el Ministerio de Salud salió a retrucar que en la campaña  se habían “olvidado” de recomendar que las mujeres deben hacerse  también el test de Papanicolaou (PAP), que sirve para detectar las  lesiones premalignas y malignas.

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