El hígado graso es una afección que se caracteriza por la acumulación de grasa en el hígado. Las personas con hígado graso no alcohólico generalmente son obesos y/o tienen exceso de peso, con la grasa localizada en el abdomen, hipertensión, dislipemia (colesterol y triglicéricos elevados) y diabetes.
El reconocimiento y tratamiento de esta enfermedad es fundamental, ya que tiene un rol importante en la aparición de enfermedades cardiovascular, ocasionando daño arterial. La presencia de hígado graso suele revertirse si se normaliza el peso corporal. De ahí la importancia de realizar cambios importantes en la alimentación y adquirir un estilo de vida saludable.
Es necesaria una adecuada selección de alimentos y formas de preparación correctos para evitar complicaciones crónicas como cirrosis, cáncer de hígado y enfermedades cardiovasculares.
La alimentación debe tener básicamente un alto porcentaje de fibra, sin azúcares simples, menos grasas malas y nada de alcohol. Los ácidos grasos omega-3 son considerados los protectores del hígado.
Algunos de sus síntomas son: hinchazón abdominal después de comer, plenitud, digestiones pesadas y fatiga crónica.
Si se elige una alimentación adecuada a cada situación en particular, indicada por un nutricionista, se puede lograr cambios favorables que ayuden a manejarla.
Para ello, será necesario que controle su peso. Generalmente se manifiesta en obesos y/o personas con exceso de peso.
Revise la elección de los alimentos que con frecuencia realiza. Piense antes de elegir sus platos de comidas, cómo están constituidos. Aprenda que todo lo muy sabroso, es porque tiene en su composición química, grasas adicionadas, eso lo apartará del objetivo de revertir esta enfermedad.
Será necesario además:
* Lograr un buen aporte de fibra.
* Reducción de los azúcares simples y las grasas saturadas.
* Aumento de los ácidos grasos omega-3.
* Suprimir cualquier tipo de bebida alcohólica.
Para evitar la progresión de esta enfermedad, trate de seguir un plan alimentario saludable. Para ello consulte con un nutricionista y juntos realicen cambios que lo ayuden a disminuir su peso corporal, incorporar la actividad física si aún no la incluyó y trabajar con los buenos hábitos alimentarios para lograr una mejor calidad de vida.
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