
“Entre las causas están los embarazos adolescentes y de madres añosas, las mamás que consumen sustancias como drogas y tabaco, y las que están expuestas al monóxido de carbono. Podría haber causas de contaminación ambiental, pero aún es un interrogante”, explicó Zulma Ortiz, especialista en salud de UNICEF.
Los prematuros tienen bajo peso y quedan internados días o meses en neonatología. La angustia de no saber si va a sobrevivir, las secuelas, la atención a los otros hijos, las licencias irrisorias que no alcanzan para nada, todas complicaciones que los padres de prematuros deben afrontar. Justamente el 17 de noviembre pasado, se conmemoró el Día Mundial de Niño Prematuro.
La OMS aprovechó la ocasión para recordar que un embarazo normal dura entre 37 y 41 semanas, y el bebé que nace antes de la semana 37 es considerado prematuro. Esto significa que su organismo no está maduro y totalmente apto para la vida fuera del útero materno.
Controles
Pesar a la madre, medir el contorno de la panza, controlarle la presión arterial y examinar los latidos del bebé son algunas de las prácticas sistemáticas habituales.
En cuanto a exámenes de laboratorio, los controles incluyen análisis de sangre, orina y otros para detectar infecciones como chagas, sífilis, VIH, toxoplasmosis, hepatitis B e infecciones vaginales y urinarias.
Entre las recomendaciones del equipo médico, la embarazada también debe realizar una visita al dentista y aplicarse una serie de vacunas –antigripal, triple bacteriana acelular y doble adultos–, además de tomar vitaminas, hierro, ácido fólico y otros complementos.
Durante los controles los médicos aconsejan además sobre alimentación, cómo reconocer una situación de emergencia como pérdida de sangre o líquido por la vagina, dolor de cabeza persistente, mareos o visión borrosa, vientre duro y con dolor, fiebre alta (más de 38°), ausencia de movimientos del bebé luego del quinto mes, golpes o caídas, entre otras circunstancias a atender.
Otras situaciones que pueden aumentar el riesgo son haber tenido otros partos prematuros previos, contracciones antes de tiempo, pérdida de sangre después del quinto mes de embarazo, infecciones urinarias, vaginales u odontológicas.
En Argentina, el porcentaje de bebés prematuros representa el 8 por ciento de los nacimientos y es la principal causa de mortalidad infantil.
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