domingo, 13 de noviembre de 2011

La importancia de reducir el consumo de sal


Campañas como “Menos sal + vida” de la Federación Argentina de la Industria del Pan y Afines (FAIPA) colaboran para la disminución de sodio en el consumo de pan para que no sobrepase los valores recomendados.
El doctor Rodolfo La Greca es médico cardiólogo y señaló que “actualmente, la sal de mesa ya no tiene el valor que tuvo en la antigüedad, no sólo porque es de fácil acceso, sino debido a la conciencia que generó su posible relación con la hipertensión arterial por contener sodio. Hoy se procura consumir poca sal en la mesa o elegir las sales bajas o sin sodio; además, los nuevos sistemas de conserva de alimentos permiten evitar su uso“.
La sal de mesa es un producto cristalino que consiste predominantemente en Cloruro de Sodio (NaCl). Se obtiene fundamentalmente de la evaporación de agua marina o de su extracción mineral y se emplea como condimento en las comidas, como conservante y como agregado en gaseosas y otras bebidas.
Con respecto a la cantidad de sodio a ingerir por día, La Greca destacó que “el sodio se pierde todos los días a través de la orina, heces y las células descartadas. Necesitamos reemplazarlo diariamente, pero el sabor agradable de la sal puede llevarnos a consumir demasiado. Actualmente, la Asociación Americana del Corazón recomienda un consumo máximo de 2300mg -2400mg de sodio al día para los adultos jóvenes. Es decir que entre lo que comemos, bebemos y agregamos como condimento no debemos pasar esa cantidad que equivale entre 5 a 6 gramos de sal regular”.
Se estima que una reducción diaria en la alimentación de 1,1 gramos (1100 mg de sodio se encuentran en 3 gramos de sal de mesa) de sodio podría disminuir un 50% en el requerimiento de medicación antihipertensiva, con una reducción de muerte por accidentes cerebrovasculares del 22% y por enfermedad coronaria del 16%.
En la Argentina, seis de cada diez personas tiene mayor riesgo de padecer un accidente cerebrovascular debido a hipertensión arterial  por el alto consumo de sodio. Sólo esta información merece nuestro mayor esfuerzo para disminuir el consumo de sal en la población hipertensa en particular, pero también a la población en general, aunque no sea hipertensa. Esto es muy importante: toda la familia debe disminuir el consumo de sodio, restringir al máximo el uso del salero y buscar alternativas de bajo sodio. Sin duda va a ayudar mucho el hecho de que estén saliendo al mercado sales con una cantidad muy baja de sodio (0,03% de Sodio),  y que tienen buen sabor”, concluyó La Greca.

Cómo prevenir las enfermedades de verano

El aumento de la temperatura y los cambios en las rutinas –vida al aire libre, el acceso a piletas de natación, clubes, playas; el consumo de alimentos crudos o fuera del hogar- son la puerta de entrada a enfermedades de origen intestinal, que suelen ser más frecuentes durante el verano. Intoxicaciones, gastroenteritis, diarrea, listeriosis, Síndrome Urémico Hemolítico, entre otras, son causadas por ingerir alimentos mal manipulados que contienen las bacterias causantes de estas enfermedades.
El modo de transmisión de las enfermedades de verano se produce fundamentalmente por vía fecal-oral y respiratoria. Es por esto que es sumamente importante tener las manos limpias ya que son grandes portadoras de gérmenes.
Un modo eficaz de prevenir las enfermedades estivales es cuidar la alimentación y la higiene, tanto de los alimentos como de las personas. El lavado de manos es tan esencial como el correcto lavado de frutas y verduras que, durante esta estación, se consumen mayormente crudas.
Diversos estudios demuestran que el lavado correcto y frecuente de manos es una de las maneras más efectivas, simples y económicas de protección contra los gérmenes.
¿Por qué es importante lavarse bien las manos?
El lavado de manos con agua y jabón puede prevenir:
* Enfermedades intestinales: los microbios que provocan la diarrea ingresan por la boca a través de las manos que han estado en contacto con la materia fecal, agua contaminada, alimentos crudos y utensilios de cocina mal lavados. El lavado de manos con jabón, después de ir al baño y antes de tocar los alimentos, reduce a casi la mitad los casos de diarrea.
* Parásitos intestinales e infecciones en la piel y en los ojos: muchas infecciones en la piel y en los ojos y las enfermedades causadas por gusanos y parásitos de los intestinos disminuyen con el lavado de manos con jabón.
Algunas de las enfermedades más frecuentes durante el verano son:
* Otitis: la otitis es un término general para la infección o inflamación del oído. La otitis puede afectar las partes internas o externas del oído. Durante el verano, el contacto frecuente con el agua –piletas de natación, playa o duchas- facilitan la aparición de esta afección. Se recomienda secar bien los oídos después de haber estado en contacto con el agua, evitar introducir objetos o tocarse con las manos mal higienizadas.
* Conjuntivitis: la conjuntivitis es la inflamación de las membranas superficiales del ojo, y si bien no es grave sí es de gran molestia.
Esta patología puede surgir a raíz de varias causas, pero las más frecuentes -en las piletas de natación- son causadas por un virus, una bacteria o alguna sustancia irritante. En todos los casos el contagio se da, principalmente, porque las piscinas están mal cloradas. Cuando el nivel de cloro es insuficiente, no se eliminan las bacterias y cuando es excesivo, ocasiona reacciones alérgicas en los ojos. Para evitar la conjuntivitis es recomendable no asistir a piletas si se sospecha el padecimiento de esta afección, utilizar antiparras, no abrir los ojos dentro del agua y no compartir objetos personales como la toalla y los lentes y lavarse las manos antes de cambiarse las lentes de contacto o tocarse los ojos.
* Gastroenteritis: la gastroenteritis puede ser causada por microorganismos que se multiplican en el estómago y el intestino o por un virus que se dispersa. Esta patología es altamente transmisible. Para evitar esta enfermedad se recomienda no ingresar a las piletas de natación si se padece diarrea, ducharse antes y después del baño, lavarse las manos con frecuencia, evitar tragar agua y, en el caso de los niños, llevarlos al baño reiteradamente, utilizar zonas alejadas para el cambio del pañal y lavarse las manos antes y después de cambiar un bebé.
* Listeriosis: la listeriosis es una infección bacterial poco frecuente en humanos, pero extremadamente grave. La contaminación tiene lugar, generalmente, a partir del consumo de alimentos que contienen la bacteria responsable de la enfermedad. Son alimentos poco tratados y con mucha vida útil en refrigeración. Entre estos alimentos están la leche cruda, queso elaborado con esta leche, carne cruda o mal cocinada, verduras crudas, embutidos, patés, quesos frescos o poco curados (camembert, brie, entre otros). Uno de los grupos más vulnerables a esta afección son las embarazadas.
La prevención pasa por evitar consumir las verduras crudas o poco cocidas, preferir los embutidos envasados a los que se venden cortados al momento, volver a cocer los alimentos conservados en heladeras, no consumir la parte exterior de los quesos de pasta blanda, hervir la leche cruda o pasteurizada antes de consumirla y no fiarse de los productos artesanales. Por otro lado, es aconsejable lavarse las manos después de haber manipulado los alimentos crudos y limpiar y desinfectar regularmente la heladera.
* Síndrome Urémico Hemolítico: el Síndrome Urémico Hemolítico (SUH) se contrae, en la mayoría de los casos, por el consumo de carne mal cocida portadora de la bacteria Escherichia Coli. Afecta, sobre todo, a los niños de entre 6 meses y 5 años, provocando insuficiencia renal, anemia y alteraciones neurológicas.
La prevención es sencilla: además de controlar la correcta cocción homogénea de las carnes a consumir -en especial en aquellos alimentos en los que se utilice carne picada- se recomienda reforzar la higiene al cocinar, tanto de los utensilios como de la persona que manipulará los alimentos.
Si bien la carne vacuna resulta la principal fuente de contagio, el consumo de lácteos y jugos de fruta no pasteurizados o de verduras y agua contaminada (que hayan estado en contacto con las heces de los animales), también puede desencadenar la enfermedad.
Un estudio realizado en Argentina sobre 34 pacientes con SUH y 95 convivientes demostró que el 24 por ciento de los afectados tuvo, al menos, un familiar con diarrea. Para evitar la vía de contagio de persona a persona, es fundamental lavarse las manos, con agua y jabón, luego de ir al baño y antes de manipular los alimentos.
Cómo prevenir enfermedades durante el verano
La prevención comienza con la eliminación de los gérmenes antes de que puedan enfermar. Para ello, se requiere lavar las manos antes de las siguientes situaciones:
• Antes de tocar alimentos, ya sea para cocinarlos o para comer.
• Tocar a un bebé.
• Tocarse los ojos, la nariz o la boca.
• Visitar a alguien enfermo o curar una herida.
… como también después de:
• Sonarse la nariz, estornudar, toser o tocarse los ojos.
• Tocar la basura, animales o manipular sus excrementos.
• Jugar en el patio o en la plaza, andar en bicicleta, hacer deportes o gimnasia.
• Tocar objetos o superficies que fueron usadas por muchas personas (dinero, teclado de computadora, teléfono, escritorios, etc.)
• Viajar en transporte público o asistir a lugares como hospitales, escuelas, piletas de natación, canchas, cines, clubes, etc.
• Visitar a alguien enfermo o curar una herida.
• Tocar alimentos crudos, especialmente las carnes.
• Después de usar el baño.
Más allá del momento, es muy importante el modo de lavarse las manos, ya que hacerlo de manera rápida y superficial puede dejar gérmenes en las manos. Los pasos fundamentales son cuatro y, para un efectivo lavado de manos, es requisito no saltearse ninguno.
Cómo lavarse las manos en 4 pasos
1º paso: Abrir la canilla y mojarse las manos con un poco de agua.
2º paso: Con un jabón o chorrito de jabón líquido enjabonarse las manos completamente frotándose bien toda la superficie de las manos: palmas, dorso, entre los dedos y las muñecas. Cepillarse debajo de las uñas.  El proceso total debe durar de 15 a 20 segundos.
3º paso: Enjuagarse las manos con abundante agua.
4º paso: Secarse las manos con una toalla limpia, una toalla descartable o un secador de aire.  Sino, sacudirlas hasta que queden secas.