jueves, 9 de mayo de 2013

SEIS DE CADA DIEZ PERSONAS NO SUPERAN LOS TRES MESES DE PERMANENCIA


¿Por qué dejamos el gimnasio?



Todos sabemos lo difícil que es hacer actividad física como parte de un estilo de vida y no como obligación. Empezamos y dejamos incontables cantidad de veces.
Encontramos siempre un motivo para justificar el abandono, aún sabiendo sus múltiples beneficios, que ya superaron al “bajar de peso” o al “estar en forma”.
Sabemos que el ejercicio nos cambia el humor, nos ayuda a dormir mejor y a disminuir el estrés. Beneficios fundamentales para el ritmo de vida que llevamos. Son razones más que importantes para que sumemos el entrenamiento a nuestras vidas para siempre. Pero no lo cumplimos.
Según un estudio de la empresa Body Systems, especializada en fitness grupal y management de gimnasios, el promedio de rotación de los socios en un club o centro deportivo es altísimo.
Seis de cada diez personas que toman la iniciativa de matricularse en un gym no superan los tres meses de permanencia.
“Motivación”, la palabra clave
Las causas por las que dejamos a actividad física son múltiples y estudiadas por psicólogos deportivos y especialistas en recursos humanos de clubes y gimnasios. Lo más difícil para ellos, en todo el mundo, es retener a sus miembros.
Actualmente, a no ser que el practicante sea un auto motivador innato excepcional, todas necesitamos de un alto grado de motivación. Eso depende de la manera en que los profesionales abordan a los socios, teniendo como eje principal lo que es relevante para ellos. Parece una obviedad pero en la práctica no se cumple.
La actividad física termina siendo impuesta, se asemeja a una tortura o resulta simplemente aburridísima. Entramos a un gimnasio y la recepcionista mastica chicle mientras nos entrega un folleto descolorido y solo emite monosílabos para explicarnos los servicios que ofrece. Ni hablar de lo que estamos buscando.
Necesitamos un cambio
La mirada está girando hacia el bienestar como concepto. La idea es hacer de los espacios, las propuestas y el estilo de atención alternativas más amigables para dejarnos conquistar por la actividad de realizamos. Antes de que sea demasiado tarde. Siempre queremos volver a los lugares donde somos bien tratados y donde construimos experiencias positivas de acuerdo a nuestros intereses, escala de valores y expectativas. Solo volviendo una y otra vez a la experiencia con el ejercicio, podemos lograr los resultados que deseamos.
En síntesis, ninguna razón es suficiente para abandonar la actividad cuando estamos motivados. Y la motivación depende en un altísimo grado de los profesionales y la forma en que somos tratados.

DILEMA NUTRICIONAL


¿Por qué unos engordan y otros no?

El metabolismo depende de varios factores como el peso, la altura, el sexo, y la edad de las personas, variables que a la vez influyen en la cantidad de músculo que tenga nuestro cuerpo.
La grasa corporal es un órgano frío que como no hace gran cosa, en comparación al músculo, requiere poca energía. El músculo, en cambio, es un órgano caliente (como sugiere el rojo intenso que lo caracteriza, a diferencia del tono blancuzco de la grasa), que tiene más exigencias, requiere más energía y hace que el metabolismo basal sea más alto. Un cuerpo con mayor porcentaje de masa muscular en relación con la cantidad de grasa que tiene, quema más calorías sin moverse que un cuerpo más “fofo”, que tiene más grasa y menos masa muscular. Esto explica por qué a las mujeres les cuesta más bajar de peso que a los hombres. A diferencia de los hombres, ellas acumulan grasa extra en las caderas y cintura que está destinada a funcionar como fuente de energía para el bebé durante el embarazo. 
Al tener una mayor proporción de grasa que de músculo, su metabolismo es más lento y queman menos calorías. Hasta los 25 años, una mujer sana tiene hasta un 22% de grasa en su cuerpo. A partir de entonces, el porcentaje sube progresivamente hasta superar el 31% después de los 60. En el hombre, el porcentaje aceptable de grasa pasa de 15% hasta los 25 años a un 23,5% pasados los 60.

PRODUCTOS NATURALES


Melisen: miel, jalea real y polen,
una combinación super revitalizante



Melisen es un producto natural elaborado a base de miel, jalea real y polen, cuyas propiedades fisiológicas son: energizante y revitalizante puesto que sus componentes son ricos en vitaminas, minerales, proteínas y enzimas. A continuación se detalla los beneficios de cada uno de estos componentes:
LA MIEL. Es un producto completamente natural, es un alimento incomparable desde la niñez hasta la vejez, el mejor reconstituyente para los deportistas y personas que se sienten fatigados.
Podría considerársele el alimento perfecto, porque, además de su delicioso sabor, la miel tiene propiedades no sólo nutricionales sino medicinales. Tiene un alto valor energético (3,3 cal/gr.), rico en azúcares, ácidos naturales, proteínas y aminoácidos, encimas y otras sustancias, que se incorporan al torrente sanguíneo en 15 minutos. Además a diferencia de otros azúcares, la miel no provoca caries dentales.
Su composición mayoritariamente de azúcares la convierten en un producto energético que permite la alimentación muscular inmediata, siendo por ello no solo de utilidad a deportistas, sino a personas aquejadas de una musculatura deficiente, incluido el miocardio, por lo que resulta ideal para personas mayores con problemas cardíacos y convalecientes.La miel tiene propiedades laxantes, sedantes, antihemorrágicas, antitóxicas, antisépticas, antianémicas, febrífugas y emolientes.
En el hombre sano, la miel permite un mejor rendimiento físico, especialmente en los deportistas, en cuyo caso por su doble efecto dinamógeno y estimulante para el corazón, incrementa la resistencia, favorece la recuperación, facilita los esfuerzos reiterados y prolongados.
JALEA REAL. Es un alimento para todos, es energético, reconstituyente y optimiza las funciones del organismo, es el alimento más concentrado de la naturaleza, por su equilibrado conjunto de vitaminas, minerales.
Está demostrado que la jalea real es beneficiosa en todos los casos que se requiere un soporte energético y reconstituyente así como una optimización de las funciones del organismo. Su gran tolerabilidad la convierte en un tónico natural único en el mundo, indicado para todas las edades y en especial en los niños en sus momentos de mayor actividad.
Según diversos estudios, la jalea real tiene un efecto estimulante, tonificante y reequilibrante del sistema nervioso, mejora la concentración y potencia los niveles de energía, pero además el conjunto de sus nutrientes ejerce una acción de refuerzo del organismo ante las agresiones externas, por esta razón muchas personas toman Jalea Real en los cambios de estación o antes del invierno para prevenir catarros e infecciones sobretodo está indicado en niños y ancianos con las defensas bajas y dedicadas a la estética. Existen muchos deportistas que a consumen.
POLEN. Las propiedades del polen, hacen de este producto secretado por las plantas, un excelente complemento de la dieta diaria. El consumo de polen reporta importantes beneficios al organismo, que son notables rápidamente. Entre los efectos del polen se destacan el aumento de la resistencia a la fatiga y de la capacidad intelectual, además de ser beneficioso para muchas enfermedades. Estimula el apetito, eleva la capacidad de trabajo y baja la tensión arterial. Los efectos del consumo de polen se comienzan a notar a los pocos días, aumentando la resistencia a la fatiga y la capacidad intelectual.
Tomar polen es bueno para la anemia, ya que favorece la producción de glóbulos rojos, también ayuda a la cicatrización, por lo que está indicado en caso de úlceras.
Además, es ideal para recuperar la vitalidad, razón por la cual se recomienda su consumo a personas débiles, convalecientes, estresadas, de edad avanzada y mujeres embarazadas. Recuerde siempre que, ante cualquier duda consulte a su médico.

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CRECE EL NÚMERO DE PERSONAS QUE SE SIENTEN SIEMPRE ENFERMAS

¿Qué significa ser hipocondríaco?


Según la definición de la Real Academia Española, la hipocondría es una alteración mental enfermiza que se caracteriza por una preocupación obsesiva y sin motivos por la propia salud y provoca depresión y ansiedad.
Es que, de un tiempo a esta parte, el fácil acceso a la información a través de la web, así como la difusión –en extremo detalle– de casos clínicos de personalidades públicas colaboran a que, quienes padecen esa preocupación excesiva por estar enfermo sin motivos físicos que así lo demuestren, exacerben sus síntomas.
Causas y síntomas
Las personas con hipocondría están preocupadas por su salud física y tienen un miedo irreal de tener una enfermedad grave. Este trastorno se presenta por igual en hombres y mujeres. La forma como las personas con hipocondría piensan acerca de sus síntomas físicos puede hacerlos más propensos a padecer esta afección. A medida que ellos se enfocan y se preocupan por las sensaciones físicas, comienza un ciclo
de síntomas y preocupación, el cual puede ser difícil de detener.
Es importante darse cuenta que las personas con hipocondría no crean estos síntomas intencionalmente
(fingiendo estar enfermas). Ellas son incapaces de controlar los síntomas.
Las personas que tienen antecedentes de maltrato físico o abuso sexual son más propensas a padecer este trastorno. Sin embargo, esto no significa que toda persona con un trastorno de hipocondría tenga una historia de abuso.
Posibles complicaciones
Las personas con hipocondría son incapaces de controlar sus miedos y preocupaciones. Con frecuencia, creen que cualquier síntoma o sensación es un signo de una enfermedad seria. Ellos buscan el consuelo de la familia, los amigos o los médicos de manera regular. Se sienten bien a lo sumo durante un tiempo corto y luego empiezan  a preocuparse por los mismos síntomas o por síntomas nuevos.
Las personas afectadas pueden reconocer que el temor de tener una enfermedad grave es irracional o infundado.
Es importante darse cuenta que las personas con hipocondría no crean estos síntomas intencionalmente (fingiendo estar enfermas). Ellas son incapaces de controlar los síntomas.

 

NUTRICIÓN / CON EL FRÍO NUESTRO CUERPO CONSUME MAYOR ENERGÍA


Hay que nutrirse para el otoño
y la dieta debe estar a tono


Con la llegada del otoño también se retoma totalmente el ritmo de las actividades habituales. Sin embargo es necesario un período de adaptación a la nueva estación, ya que hay menos horas de luz y comienza a hacer más frío. Por eso se necesita más energía. Y nuestra energía proviene de la alimentación. Esta mutación meteorológica del verano al invierno obliga al organismo a una serie de cambios y adaptaciones. Hay que prepararse para hacer frente al descenso de las temperaturas y eso lo hace el cuerpo a través de un mayor consumo de energía que demanda el centro cerebral de regulación térmica.
El mayor gasto de energía es uno de los factores que influyen en la capacidad de defensa frente a los gérmenes. Y como también el tiempo húmedo y templado es propicio para el desarrollo de muchos virus y bacterias aumenta el peligro de infecciones, especialmente del aparato respiratorio.
La disminución de las horas de luz solar influyen a través de la estimulación de los centros cerebrales y sus conexiones con el sistema hormonal en el incremento de los problemas de depresión y empeoran algunas manifestaciones psicosomáticas típicas como pueden ser las gastritis y las úlceras de estómago.
Y todo ello empeora en las ciudades, las mejores fábricas de estrés que ha inventado la civilización, con la contaminación, el tráfico y la vuelta al trabajo que contribuyen a aumentar las tensiones, las depresiones y los padecimientos gástricos.
Para hacer frente a estas situaciones que irremediablemente afectan la salud, lo mejor es mantener una dieta equilibrada que en esta época debe incluir una mayor cantidad de proteínas y grasas para compensar el incremento del gasto calórico y las necesidades que impone el tiempo más frío.
Conviene comenzar a incluir en la dieta los platos que se dejaron de lado durante el verano, como sopas, legumbres y guisos con carne o pescado, alternados con una buena cantidad de verduras, ensaladas y frutas. Asimismo, es preciso aumentar la ingesta de lácteos para compensar el descenso de la síntesis de la vitamina D en el organismo. Yogures, quesos frescos y todo tipo de derivados lácteos son un buen complemento para la dieta ya que, además de su riqueza en calcio, aportan proteínas y lactosa que ayudan a la transición entre la alimentación liviana del verano y la más contundente del invierno.
La dieta mediterránea es probablemente una gran aliada en la alimentación otoñal. Para suministrar las vitaminas esenciales están los frutos de temporada, aquellos de color amarillo oro: como la calabaza que suministra una gran cantidad de vitamina A; el caqui y las ensaladas de otoño con endibias.
Los tomates, que todavía siguen siendo ricos y sabrosos, y como condimento de las pastas, con albahaca y aceite de oliva extra virgen. También las carnes blancas y el pescado son fundamentales en esta estación del año, óptimos también los congelados, tan válidos desde el punto de vista nutritivo y de sabor como los frescos. El vino, siempre en cantidad moderada, es un complemento perfecto en la mesa otoñal.
Una pieza fundamental de la alimentación preventiva de otoño es la fruta que precisamente la naturaleza brinda en el momento adecuado. Durante esta época comienzan a madurar los cítricos: Naranjas, mandarinas y pomelos, que son las mejores fuentes de vitamina C, y tienen propiedades antiinfecciosas, que ayudan al organismo frente a los virus propios de la época.

 LA MUJER Y LA ALTERACIÓN DE SU METABOLISMO


Diabetes gestacional: ¿qué dieta seguir en el embarazo?

 La diabetes gestacional es la presencia de glucemia alta (diabetes) que empieza o se diagnostica primero durante el embarazo.

La diabetes gestacional es una alteración en el metabolismo de los hidratos de carbono que se detecta por primera vez durante el embarazo. Se produce cuando los valores de azúcar en la sangre (glucemia) son más altos que los normales. 
Es una de las complicaciones más frecuente del embarazo y varía según la edad. La frecuencia de diabetes gestacional se produce aproximadamente en el 2% de las mujeres embarazadas. También hay más incidencia en determinados grupos étnicos como en mujeres de origen asiático, indio, nativas de las islas del Pacífico o indias norteamericanas.
La diabetes gestacional aumenta el riesgo de aparición de otras complicaciones obstétricas como: sufrimiento fetal, macrosomía fetal y problemas neonatales, entre otros.  
¿Por qué se produce?
La diabetes gestacional se produce cuando la producción y secreción de insulina no es suficiente para regular los valores sanguíneos de azúcar, para que permanezcan dentro de los parámetros normales.
A diferencia de los otros tipos de diabetes (como la diabetes tipo 1 y 2 ), la diabetes gestacional no es causada por la carencia de insulina,sino por los efectos bloqueadores de otras hormonas en la insulina producida, denominada resistencia a la insulina, que se presenta generalmente a partir de las 20 semanas de gestación.
La respuesta normal ante esta situación es un aumento de la secreción de insulina; cuando esto no ocurre se produce diabetes gestacional.
Durante el embarazo se originan muchos cambios en tipos de hormonas y sus valores, que pueden producir resistencia a la insulina.
En muchos casos los niveles de glucosa en sangre retornan a la normalidad después del parto. Sólo del 1% al 3% de los casos continúa con esta afección. Es de suma importancia por este motivo realizar el tratamiento adecuado: un buen plan alimentario y actividad física, recomendada por el médico obstetra.
Terminado el embarazo es importante hacer una nueva evaluación de los niveles de glucemia, solicitando una prueba de laboratorio de glucosa a las 6 semanas postparto. Si recibió insulina durante el embarazo por la diabetes, se realizará la prueba después de haber cesado el tratamiento con insulina.
El resultado de esta evaluación puede ser:
Normal: Se tendrá un 30% de posibilidad de repetir la diabetes gestacional en el próximo embarazo y también la posibilidad de padecer diabetes en el futuro.
Patológico: En cuyo caso puede presentar intolerancia a la glucosa o Diabetes mellitus. Aquí es fundamental continuar el tratamiento médico-nutricional.

IMPLICANCIAS NEGATIVAS EN LA SALUD

  Bebés: riesgo de sufrir anemia por tomar leche de vaca antes del año


Por su alto contenido de sodio, excesiva cantidad de proteínas y escaso aporte de hierro y de ácidos grasos esenciales, distintas organizaciones como como Unicef, la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP) y expertos en nutrición infantil recomiendan no introducir leche de vaca en la alimentación de un niño hasta que no haya cumplido el año de vida.
El consumo frecuente de leche de vaca antes de los 12 meses puede tener implicancias negativas en la salud de los niños, como anemia, sobrecarga renal y lesiones intestinales. "En la Argentina, un tercio de los menores de dos años padece anemia y su principal causa es la falta de hierro", detalló el licenciado en nutrición Sergio Britos. En ese sentido, el especialista remarcó que, teniendo encuenta que la leche es el principal alimento y, por lo tanto, la principal fuente de provisión de hierro en la dieta de los niños pequeños, "en aquellos casos en los que no sea posible sostener la lactancia materna está suficientemente aceptado en la actualidad que las fórmulas infantiles tienen ventajas como fuente de hierro en relación a otras leches".
Britos agregó que "hay suficiente evidencia acerca de la relación entre la ingesta de leche de vaca y el microsangrado intestinal, lo que potencia la deficiencia de hierro".
Por su parte, la AAP afirmó, además, que las proteínas y las grasas de la leche de vaca son más difíciles de digerir y absorber para el bebé.
Sin embargo, en el país, datos observacionales de centros especializados
indican un creciente –y preocupante– uso de la leche de vaca en menores de un año.
Un relevamiento realizado el año pasado determinó que el 37% de as madres argentinas alimentaron con leche de vaca a sus bebés antes del año, señalando como principales motivos la dificultad para amamantar y el hecho de que les resulta más económica que las de fórmula infantiles.
Esta tendencia coincide con datos de la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (ENNyS) de 2007, que revelaron que si bien el inicio de la lactancia materna en la Argentina es elevado (con un 95% de adherencia), la cifra se reduce al 70% entre los 6 y 8 meses, y al 50% al año.
En la ENNyS se observó además que la mayoría de los niños de entre 6 y 24 meses que ya no eran amamantados consumían leche de vaca sin fortificar (más del 70%). Apenas el 22% en el primer año, y el 11% en el transcurso del segundo año de vida consumía una fórmula infantil o bien leche fortificada con hierro.
Por esto, y por sus beneficios nutricionales e inmunológicos para el desarrollo infantil, las autoridades sanitarias nacionales e internacionales y los expertos en nutrición infantil vuelven a insistir en la necesidad de fomentar la práctica de la lactancia materna durante los primeros dos años de vida de un bebé.
Y si ésta no es posible o no alcanza, la mejor opción, aseguran, es reemplazarla o suplementarla con una fórmula infantil. Vale recordar que antes de que el niño cumpla un año no sólo hay que evitar la leche de vaca sino también la de cabra, oveja, de arroz o soja.