jueves, 24 de octubre de 2013

Alergia a la aspirina y a otros antiinflamatorios


REDUCEN LA INFLAMACIÓN Y EL DOLOR PERO PUEDEN CAUSAR OTROS SÍNTOMAS 




Los fármacos antiinflamatorios no esteroideos son conocidos universalmente en el idioma español por la sigla AINE. Se llaman así para distinguirlos de otros grupos de antiinflamatorios distintos que pertenecen al grupo de la cortisona, y que presentan unos efectos radicalmente diferentes.
Los AINE reducen la inflamación y el dolor, y muchos de ellos sirven además para que circule bien la sangre y no se produzcan coágulos dentro de los vasos (por sus propiedades inhibitorias sobre la función de las plaquetas, que son los elementos de la sangre que contribuyen a formar el coágulo tras una herida). Los AINE realizan todas estas funciones porque alteran el funcionamiento normal de las células, bloqueando una enzima denominada ciclooxigenasa. Las enzimas son proteínas que actúan como una máquina para degradar sustancias muy complejas en otras más simples o con otra función. La enzima ciclooxigenasa es de gran importancia en nuestro organismo, ya que ayuda a mantener el funcionamiento normal de la mucosa del aparato digestivo, del riñón y de las plaquetas.
 
¿Qué tipos de antiinflamatorios existen?
Los AINE pueden ser clasificados de acuerdo con el grado de bloqueo que ejercen sobre la enzima ciclooxigenasa. Así, encontramos AINE que bloquean intensamente esta enzima (como la aspirina); otros que lo hacen de forma débil (como el paracetamol), y otros que, aún con un alto poder antiinflamatorio, no la inhiben (como el celecoxib, el etoricoxib o el parecoxib).
 
¿Qué reacciones adversas predecibles pueden ocurrir al tomar estos fármacos?
Los AINE tienen un gran poder para alterar la mucosa del estómago (son gastroerosivos); algunos alteran la función renal (son nefrotóxicos) y también la coagulabilidad de la sangre. Estas reacciones son predecibles, derivadas de su propio mecanismo de acción, y son más importantes cuanto más potente es el AINE (es decir, aparecen, por ejemplo, con más frecuencia con la aspirina que con el paracetamol). Pero hay otros tipos de reacciones que se presentan de forma inesperada e impredecible tras la administración del AINE, que no se parecen en nada a las anteriores y que tienen poco que ver con el mecanismo de acción de los AINE.
 
¿A qué denominamos alergia a la aspirina y otros AINE?
Los diferentes tipos de alergia a AINE se caracterizan por la aparición brusca (en minutos u horas) de síntomas de tipo respiratorio, en la piel e incluso a nivel general (como por ejemplo, una caída de la tensión arterial) y que pueden verse, bien de forma aislada (por ejemplo, afectando sólo a la piel), o bien, de forma combinada entre ellos (por ejemplo, afectando simultáneamente a la piel y al sistema respiratorio en un mismo paciente). Desde que fueron descritas por primera vez en 1922 por el médico francés Fernand Widal, estas reacciones se han denominado de muchas formas: intolerancia a AINE, asma por aspirina, síndrome ASA-triada, enfermedad respiratoria inducida por aspirina, sensibilidad a AINE… Todas ellas forman parte del término amplio de alergia a AINE.
 
¿Cómo se puede comprobar una reacción a AINE?
En la actualidad, algunos tipos de alergia o intolerancia a AINE pueden confirmarse mediante un examen de laboratorio llamado test de activación de basófilos (TAB), capaz de detectar el porcentaje de basófilos del paciente que se activan (es decir, se degranulan) al ponerse en contacto con uno o varios AINE. Sin embargo, este análisis es complicado, presenta falsos positivos y negativos, y no está disponible más que en un pequeño número de centros.
En los pacientes con asma bronquial y alergia a AINE de tipo respiratorio, pueden llevarse a cabo otras pruebas de exposición inhalatoria (bronquial o nasal) con aspirina.
En esencia, consisten en respirar, por la boca o por la nariz, cantidades crecientes de una solución de lisina-aspirina, que logran crear bien una pequeña respuesta asmática o bien una reacción nasoocular, fácilmente controlables, y que diagnostican (o descartan) de forma fiable a la mayoría de las personas con reacciones de tipo respiratorio.
 
¿Se puede quitar o curar una reacción a AINE?
Aproximadamente, el 10% de los pacientes asmáticos y el 30% de los pacientes con urticaria crónica pueden presentar una reacción por AINE. Una vez que ocurre, la reacción a AINE puede persistir a lo largo de la vida del paciente, por lo que una vez se dispone de un diagnóstico correcto, los consejos de evitación de los AINE deben considerarse vitalicios.
El test de activación de basófilos es el único método de laboratorio que puede ayudar a confirmar esta alergia a fármacos en algunos casos. Por lo demás, la demostración de la reacción tras la exposición al AINE, de forma controlada en el hospital, es el único método definitivo para diagnosticar o descartar estas reacciones.

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