Los oftalmólogos suelen llamar coloquialmente al glaucoma como "la enfermedad del ladrón silencioso de la vista", ya que al no presentar síntomas, las personas afectadas pueden llegar a perder hasta un 40% de la visión antes de darse cuenta de que algo sucede con su vista.
"Dentro del ojo hay un líquido transparente que nuestro cuerpo produce y elimina continuamente. Si se bloquea el drenaje de este líquido por sus canales naturales, se produce acumulación y aumento de presión dentro del ojo. Esta presión aumentada disminuye el flujo de sangre y comprime el nervio óptico, llevando a la pérdida de la visión", explicó Daniel Grigera, jefe del Servicio de Glaucoma del Hospital Oftalmológico Santa Lucía de Buenos Aires y miembro del Consejo Argentino de Oftalmología. "El glaucoma, generalmente relacionado al aumento de presión intraocular, es una patología especialmente peligrosa porque en sus inicios no suele presentar síntomas y en la actualidad no tiene cura. Sin embargo, una vez que se lo detecta, su progresión puede ser detenida", agregó Grigera.
En tanto, el doctor Fabián Lerner, ex-presidente de la Sociedad Panamericana de Glaucoma y presidente de la Sociedad Argentina de Oftalmología resaltó que "es importante que las personas conozcan sobre esta enfermedad, sus síntomas y factores de riesgo, y que acudan periódicamente al oftalmólogo a realizarse exámenes oculares,"
En el caso de los pacientes ya diagnosticados, es clave el cumplimiento continuo del tratamiento para retrasar la progresión de la enfermedad y evitar la pérdida de la visión.
En la Argentina, padecen glaucoma más de un millón de personas. Prevalece en más del 3 % de la población de mayores de 40 años y del 7% en mayores de 75 años.
Dado que los síntomas aparecen cuando la pérdida visual es severa e irreversible, el control anual resulta fundamental . El tratamiento contra el glaucoma es diferente según el estadio de la enfermedad y la respuesta del paciente a la terapéutica propuesta.
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